Valoración de la figura de doña Paquita Bustos
en la historia del IES La Sagra
Gregorio Martínez Punzano
Director del IES La Sagra de 1986-2011
“Un profesor trabaja para la eternidad; nadie puede predecir donde acabará su influencia”. (Henry B. Adams, historiador americano)
En primer lugar, buenas tardes a todos/as, a los compañeros/as de la mesa y al público en general. Además de que quisiera agradecer a la organización de este acto la invitación que me han hecho para poder participar y aportar mi opinión sobre lo que ha representado y representa Dª. Paquita en la historia de este Centro.
Evidentemente, no se podrá contar la historia de este centro sin hablar de Dª. Paquita, que fue la que inició todos los trámites y papeleos para que el Ministerio en el año 60 autorizase la creación de un Centro Libre Asociado (CLA).
Fue una mujer adelantada para su época, tuvo intuición, no se arredraba ante nada ni ante nadie. En mi opinión, la Enseñanza del Antiguo Bachillerato en Huéscar se adelantó unos 8 o 10 años, con lo cual de no haber sido así, se hubiesen perdido unas 8 o 10 promociones de alumnos que no hubiesen podido estudiar en toda la comarca, que es lo que pasó en muchos pueblos de la categoría y las circunstancias de Huéscar. Sólo hubiesen estudiado los hijos de aquellas familias que podían enviar a sus hijos a Centros de la Capital. Además, sembró las bases del que sería después el INB y actualmente el IES LA SAGRA.
Yo creo que ella intuía la importancia que iba a tener para toda la comarca la implantación del Instituto aquí en Huéscar, pero no tanta como la que se ha demostrado a través del tiempo. Hay profesionales de todos los oficios y materias que han estudiado en este Instituto, entre ellos yo, y que están desarrollando, su labor, por muchos lugares de nuestra geografía en: Cajas de Ahorros, Alcaldías, Centro de Salud, Colegios, Ayuntamiento, Institutos, etc. que se han formado gracias a él y lo tienen como referencia por sus vivencias y la formación que recibieron en sus aulas.
Por otra parte, diré que en los años que he estado en la dirección del Centro, se han reunido unas 15 promociones de antiguos alumnos que se juntaban después de 25, 30 o 40 años, que hacía que habían acabado. He manejado actas, listados y demás datos y puedo afirmar que el 80% y en algunas promociones más, eran licenciados universitarios, profesionales liberales o empresarios. En resumen, todos triunfadores. Podemos decir sin ser petulantes que: “ESTOS SON LOS FRUTOS DE D ª. PAQUITA”.
También quisiera resaltar que tuve la suerte de haber sido alumno suyo (ella formaba parte del Tribunal de Ingreso al Bachillerato, que era obligatorio hacerlo), y al cabo del tiempo volví aquí como profesor de Matemáticas, siendo compañeros de Departamento, el trato, los consejos y las orientaciones que me dio fueron tan exquisitos y válidos que me marcaron para el resto de mi vida profesional. Entre otras cosas transmitía, respeto, cariño, rigor, y seriedad. Jamás le escuché una voz más alta que otra, ni con alumnos ni profesores en mi etapa de jefe de Estudios. Lo suyo era trabajar y ayudar a los demás a hacer nuestro trabajo.
En otro orden de cosas, diré que en la revista del 25 aniversario aparece un artículo de un antiguo alumno de los primeros años del Instituto que era de Galera y que actualmente es Catedrático de la Universidad de Granada. El artículo se titula “Mis impresiones y vivencias en el Instituto de Huéscar». Entre otras cosas escribe lo siguiente: “La figura de doña Paquita Bustos, con las manos llenas de polvo de tiza de escribir tantas fórmulas como intentaba comunicarnos a través de la pizarra, me inspiraba voluntariedad y esfuerzo”.
En la misma revista del 25 aniversario, le pedí que contase la historia del Instituto, que nadie mejor que ella la iba a contar. Como siempre tan amable y colaboradora lo hizo y al final de dicho artículo formula un
“RUEGO Y UN DESEO: Haced que este cuarto de siglo de existencia sea estímulo para que las actuales y sucesivas generaciones, que tanto provecho pueden obtener, se propongan y consigan que su nivel cultural y moral crezca indefinidamente, y que este bien, este don de Dios, sirva como centro cultural máximo de toda la comarca para irradiar a ésta valores positivos”.
Evidentemente ella se sentiría orgullosa de ver que su RUEGO y su DESEO se han cumplido con creces, y que el IES La Sagra ha sido y es un Centro donde se imparte Cultura y Conocimientos, además de que es un Centro de referencia a nivel provincial por su seriedad y trabajo bien hecho.
Quiero acabar con las palabras de un historiador americano Henry B. Adams que dice “Un profesor trabaja para la eternidad; nadie puede predecir donde acabará su influencia”.
Por tanto, la influencia que Dª Paquita ha tenido y tiene en la enseñanza de esta Comarca, no se puede medir. Es inconmensurable. Por eso creo que marcó una ÉPOCA.
MUCHAS GRACIAS.
GREGORIO MARTÍNEZ PUNZANO
Publicado en Minerva. Revista de Educación, número 5