Una carta para mis descendientes del siglo XXI.
Pedro López Carbonero
Titulados universitarios de Huéscar. La saga de los López Carbonero
[Fragmento de la última parte de la Introducción]
Mercedes Laguna
José López Revuelta murió en 1880, sin llegar a cumplir los sesenta años. Manuela se quedó viuda con 51 años. Y ejerció de padre y de madre, de anfitriona y organizadora en Granada, en Madrid —en donde seguían teniendo casa y contactos— y en Huéscar.
Su hijo Pedro, entonces, comenzó a ejercer de padre suplente de sus hermanos.
Y Pedro López Carbonero es quien nos ha traído hoy, 27 de agosto de 2022 a Huéscar, a este precioso Teatro Oscense.
Pedro López Carbonero tuvo siempre grandes y profundas esperanzas en su familia, en sus hijos, en la vida.
Y hoy, nos traído una CARTA suya, para todos sus descendientes, reunidas las distintas ramas, después de tanto tiempo. Y, por primera vez, con estas nuevas generaciones que dan vida a la historia.
La carta de Pedro Carbonero, escrita con su pluma de registrador de la propiedad, haciendo de padre de todos los descendientes de los López Carbonero, dirigida a ellos, a todos vosotros, los que estáis aquí y los que no habéis podido venir, pero que nos seguís con la mente y el corazón, dice así.
CARTA DE PEDRO LÓPEZ CARBONERO
(Escrita por Mercedes Laguna a partir de las ideas, pensamientos, actuaciones, palabras en sus escritos oficiales, de Pedro López Carbonero)
Muy señores y señoras míos y de toda mi consideración:
Soy bisabuelo de muchos de los que estáis hoy aquí, Pedro López Carbonero. De otros, soy bisabuelo (o ascendiente) por adopción afectiva. A los hijos de mi hermano Francisco López Carbonero y a los hijos de mi hermano Tomás López Carbonero, con sus hijos y sus nietos, a todos los descendientes de Manuela Carbonero y José López Revuelta, yo los considero mis bisnietos de adopción.
He querido ser (quise ser mientras vivía) el transmisor de los valores y el legado inmaterial de la familia.
También quise ser portador de sentido para este mundo tan necesitado de valores y de profundidad. Y os quiero dar un consejo a vosotros para que seáis también los transmisores y procuradores del progreso de vuestro entorno, un progreso que necesita la humanización de nuestras instituciones, de nuestras empresas, de nuestros trabajos, para que sea realmente valioso.
A los López Font, quiero deciros que miréis a vuestro ascendiente, Francisco López Carbonero y su esposa, Eduarda Font. Que aprendáis, como han aprendido sus hijos y sus nietos, la importancia de la formación y de la preparación, para seguir siendo, como muchos de ellos, figuras clave para la sociedad granadina y universal, incluso.
A los López Galán, los descendientes de mi hermano Tomás López Carbonero, os invito a aproximaros a su figura y a intentar comprender el sacrificio que hizo durante toda sus vida en favor de la lectura, de las humanidades, de la filosofía. Siempre puso el saber por encima de sus logros personales y de su propio bienestar. Y dio a luz para el mundo dos libros de Filosofía, su tesis evaluada por don Marcelino Menéndez Pelayo, además de la enseñanza de multitud de asignaturas en la universidad de Granada y tres cátedras: en Zaragoza, Sevilla y Granada.
De mí y de mis hijos, Los López Lefebvre y los López Gil, esta tarde del 27 de agosto de 2022 en Huéscar, quiero “haceros un bizum de sentido”. Y es este, ahí va, para cada una de vuestras mentes y de vuestros corazones, para vuestros recuerdos y vuestras expectativas:
Hijos míos, sed portadores de SENTIDO, tened siempre ESPERANZA, TRANSFORMAR el mundo que tenéis delante, sea cual sea ese mundo concreto y sea cual sea vuestra profesión. Siempre hay espacio y hueco para transformar el mundo.
Cuando paséis cerca de los arcos del molino del Negro, acordaos que aquella fábrica de fluido eléctrico fue la primera que estaba lista para funcionar en Huéscar en 1902 (solo faltaba la turbina, que tardó en enviar la casa Planas de Barcelona).
De la misma manera, cuando estéis en la placeta de Maza, acordaos de donde venimos: un rama de nuestro origen es pasiego, que eso para los nacidos en Huéscar o los que tenemos relación con Huéscar significa, ser aventureros, emprendedores. Personas que tienen esperanza en el futuro.
No seáis derrotistas, nunca, no os podéis dar por vencidos. Siempre se puede empezar de nuevo. Yo empecé de nuevo, cuando la asociación de apoyo del tren Baza—Huéscar—Calasparra fracasó, y promocioné otra asociación para que llegara el tranvía Huéscar.
Ya está el “bizum de sentido”, ahora a hacer buen uso de él.
Bueno, y termino con un final que no es el de la cartas convencionales, sino el de las misivas afectuosas,
Vuestro siempre,
Pedro López Carbonero