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Por M.ª Carmen Laguna González
Dentro de nuestra página sobre La sabiduría práctica de la mujer en Huéscar, os presentamos la semblanza de Felisa Laguna González. Es la primera parte de su historia recuperada del pasado que ya no está. M.ª Carmen Laguna nos ofrece —con su escritura del recuerdo— una flecha directa al corazón del pasado de su hermana, y lo recupera para nosotros.
La primera parte de la historia…
Primeros años
Voy a contar aquí, la vida, lo que yo recuerdo, de la vida de Felisa Laguna González.
Nació el 3 de febrero de 1963. Su madre era una joven de 26 años y su padre acababa de cumplir 29. Su hermana Mercedes tenía 28 meses.
Vino al mundo en casa de la madre Felisa, al lado del arco, rodeada de yeseros. Llevó el nombre de su abuela materna, el cariño de sus tíos Jesús y Andrés y los mimos de Rosario y Antonia, las jóvenes tías, que convivían en el hogar familiar, del final de las calles Alhóndiga y Tiendas.
Primer colegio. Los libros
Comenzó a estudiar en el Colegio de Nuestra Señora de la Consolación. En este centro permaneció hasta los nueve años.
Con Mercedes hacía de maestra para su hermana pequeña. Era una escenificación, una obra preparada y disfrutada, como el buen teatro. De estas representaciones tempranas nació su vocación de profesora, que amaría para siempre.
Su madre y sus abuelas le regalaban libros, muchos libros, en Reyes y por su cumpleaños que celebraba con su santo. Así comenzó a querer, un amor profundo y permanente, la lectura.
Leer y escribir
Era una lectora incansable y le gustaba tanto que, continuamente, animaba a su alumnado, a sus familiares y a amigos para que disfrutarán con tal o cual libro.
Prestaba sus volúmenes sin pesar, con la alegría de quien sabe que está haciendo algo bueno y necesario.
También le gustaba escribir. Más de una vez participaba, de manera voluntaria, en periódicos escolares u otro tipo de publicaciones. Hubiera sido una excelente profesora de Lengua y Literatura.
Pero la vida la llevó a enamorarse de la Biología.
La diabetes
A los siete fue ingresada en Granada, por una hipoglucemia. Desde entonces, padeció diabetes mellitus tipo I. Convivió, toda su vida, con esta enfermedad que, sin duda, aceleró su muerte.
Su madre aprendió a inyectar la insulina, con una muñeca de goma.
Ella tuvo que aprender a diagnosticar su cuerpo y a apreciar más el presente.
El Colegio Princesa Sofía
En el recién inaugurado Colegio Princesa Sofía, se matriculó con su hermana Mari Carmen.
Entró en cuarto, pero, debido a que sobresalía del resto, la pasaron a quinto curso.
Terminó la EGB con todo sobresaliente y el director, tuvo que realizar trámites para que pudiese ingresar en el Instituto y poder hacer el nuevo BUP, en el IES La Sagra.
En estos primeros años, mi hermana Feli era la alegría de su casa, que era la mía, no había fotografía que no fijará su sonrisa, ni persona que no buscase su abrazo.
Juventud
El Instituto La Sagra
En el instituto conoció al que sería el compañero de toda su vida: Juan Pedro.
Nuevos conocimientos, perdurables amistades y vida adolescente, frente al parque.
Biología en Granada
Huéscar fue quedando atrás y Granada se convirtió en su hogar, durante diez años. Años de mucho estudio, de grandes amistades y de felicidad incuestionable.
Con Juan Pedro aparecen nuevas metas y retos.
La fotografía
Comenzó a apasionarse por la fotografía, mientras preparaba el visu de sus oposiciones de Biología. Estudiando, viendo, tocando, clasificando, en el campo, aves, insectos y demás seres circundantes. Cómo no recordar los innumerables huesecillos de este o aquel animal que, con esfuerzo, se convertían en un ser hermoso y estimado.
Los viajes
Anhelaba los viajes, primero en camping, recorriendo cada rincón de la península ibérica, disfrutando del paisaje y de la gastronomía. Hasta sus últimos días conservó una memoria espectacular para recordar lugares y sabores.
Después en hoteles y en avión para desconectar, sobradamente, del trabajo.
Alquilaron una casa junto al parque y, pocos de sus conocidos y familiares, no estuvieron junto aquella chimenea, disfrutando de su cocina y generosidad.
La cocina
La cocina fue otro de sus placeres favoritos. Planeaba qué iba a preparar y te involucraba en el goce de cada bocado. En el olor de cada plato.
Pintar
Además, sabía pintar. En libretas de dibujo, conservaba sus mejores obras.
Más tarde, en pizarras. Era capaz de representar en ellas, con gran precisión, células, corazones, sistemas digestivos o placas tectónicas.
Lo hacía con paciencia y anotando todos los nombres para que el alumnado pudiera recordar, visualmente, las imágenes.
Cada poco tiempo, renovaba las tizas y lápices de colores que llevaba en la cartera, bien acomodados, para poder usarlos diariamente.
Siguiendo esos dibujos, comenzaban después sus explicaciones. Con riñones y corazones que, ella misma, iba a reservar y a comprar al mercado de abastos.
Muchas alumnas y alumnos agradecen todavía ese amor a las prácticas y al conocimiento, que resultaba contagioso y perdurable.
Los crucigramas
Al recordar ahora, estos años de juventud, la veo sonreír con el periódico de los sábados y haciendo su crucigrama.
Resolvía los crucigramas con gran habilidad y rapidez. A veces, preguntaba algo en voz alta pero, mientras los demás entendíamos, a duras penas, su duda, ella ya la había solventado y canturreaba, siguiendo con otra columna.
Tomaba la vida misma, como un gran crucigrama cuyos huecos iba rellenando, poco a poco, día a día, hasta su fin.
Creo que, aquella mañana del 19 noviembre de 2021, todavía esperaba comenzar otro pasatiempo, reflexionar, con los labios apretados, sobre su posible solución.
Continúa en la segunda parte (ver en el enlace de abajo)
Por M.ª Carmen Laguna González
Nota: puedes dejar tu comentario al final de la página (saldrá en la página cuando los editores lo recibamos).
Qué grande es, siempre estará en mi corazón.
Qué Gran persona, vivió intensamente, poniendo ilusión en todo lo que hacía. Una pena su fallecimiento a una edad tan temprana.
Un abrazo desde Onda.
Felisa fue como un rayo de luz de vuestras vidas, con su alegría, inteligencia amor y cariño que tuvo
alrededor, al mismo tiempo el sufrimiento de sus padres, por su enfermedad. Seguirá siendo vuestra luz en el corazón.
Muchas gracias, M.ª Carmen por tus palabras y por tu cercanía. Transmito tu comentario M. ª Carmen Laguna.
Sí que es verdad, Manolo, ponía siempre toda su ilusión en las cosas improtantes y también en las pequeñas. Gracias.
Muchas gracias, Ermelinda (maestra que fuiste en Huéscar).
Gracias, Jesús Revelles, primo de Felisa. Sabemos que crees en la capacidad del recuerdo para mantener presentes a las personas queridas.
Muy cariñoso él texto y bonito homenaje a vuestra hermana. No sabía de su fallecimiento, lo siento mucho. Preciosas las fotos de niñas. Un abrazo