Ramón Martínez Girón




Introducción

Las sierras del Segura y La Sagra forman parte de una gran espina montañosa a caballo entre tres comunidades autónomas (Murcia, Castilla-La Mancha y Andalucía), la cual da su impronta a las comarcas que se extienden a su pie, configurando modos de vida similares como consecuencia de medios físicos y características varias parecidas.

Se han señalado algunas relaciones etnográficas entre estos valles pertenecientes a tres comunidades autónomas diferentes, lo que apunta a la existencia de un área de características culturales parecidas, aunque pendiente de una investigación más completa tendente a la elaboración de una etnografía regional que matice dicha hipótesis’.

Otros motivos adicionales que nos han llevado a investigar la zona son: en primer lugar, que se trata de un área poco o mal conocida, en segundo lugar, el hecho de que su aislamiento ha propiciado que se conser­ve mejor que en otras zonas vecinas la cultura local, aunque en trance rápido de desaparición por el des­poblamiento de los núcleos más pequeños y, por últi­mo, el ser una de las metas de los caminos de la tras­humancia, lo que pone en contacto la región con otras áreas ganaderas de la península.

Este trabajo va encaminado a la prospección principalmente de la llamada cultura material, y patri­monio etnográfico en general, para su estudio y con­servación de muestras representativas.


Metodología

El método utilizado es extensivo-comparativo, con una fase previa de recopilación bibliográfica, prin­cipalmente se ha utilizado como base el Atlas Lingüís­tico-Etnográfico de Andalucía2. Es una etapa de exploración y catalogación mediante la utilización del mapa de campo, que pueda propiciar posteriores tra­bajos intensivos.

En dichas salidas, además de la búsqueda de rastros de la cultura material, en rápida desaparición cuando ya no perdida, se ha intentado anotar la mayor cantidad de información etnográfica posible con vistas a servir de base para la confección de cuestionarios posteriormente. También se han con­templado los aspectos ecológicos y socioeconómicos para dar una visión de las relaciones imbricadas, junto a la vertiente difusiva para delimitar las conexiones y fronteras internas o con otras zonas.

El trabajo se ha ordenado geográficamente con el objetivo de mostrar comparativamente las relaciones de identidad o las discrepancias entre las cuen­cas altas del Segura y Guadalquivir.

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Aldea de los Anchos

Sierras del Segura

Valle de los Anchos (ver el artículo completo, descarga abajo).



Sierra de la Sagra

  1. Alto Valle del río Castril

EL MEDIO FÍSICO

Nos encontramos ante un típico valle de monta­ña mediterránea que ha sido declarado recientemen­te Parque Natural. Los fuertes desniveles de las lade­ras, surcadas por grandes tajos, han reducido el asentamiento humano a los pequeños ensanches junto al cauce del río, donde es posible el cultivo de pequeñas huertas de regadío al pie de las tobas. Junto a dos de estas vegas se encuentran los encla­ves visitados, los cortijos de La Saludada y del Naci­miento, a unos diez km. de Castril aguas arriba. Desde estos lugares, sólo la existencia de estrechos e inclinados pasillos pedregosos delimitando los cor­tes rocosos y la destreza trepadora de los pastores permiten la comunicación con los valles paralelos; en cambio, en sentido longitudinal un camino de herra­dura comunica el valle con los de Santiago de la Espada y Pontones.

La vegetación arbórea más extendida está for­mada por pinos; junto al cauce del río abundan las choperas, higueras y otros árboles frutales mediterrá­neos. En la parte alta del valle hay unas buenas zonas de pastos.

ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS

Los recursos del valle han sido tradicionalmente el ganadero y el agrícola junto a la explotación made­rera y de pegueras, ésta ya desaparecida. Ultimamente hay que añadir la instalación de una central eléctri­ca junto al Cjo. del Nacimiento. Salvo esta excepción, el sistema de explotación en los dos núcleos visitados es de tipo mixto agrícola-ganadero.

En las fechas veraniegas que fue visitado, el pas­tor del Nacimiento se ocupaba de llevar las ovejas segureñas a las zonas de pastos por encima del núcleo, mientras la mujer trabajaba las huertas; ello no le impide señalar su desventaja económica con respecto a los empleados de la central eléctrica.

La Saludada estaba habitado hasta hace poco por una pareja de ancianos, ahora es ocupado sólo en ciertas fechas relacionadas con las faenas corres­pondientes.

Las explotaciones agrícolas se extienden en bancales escalonados en la pendiente y en los pequeños llanos junto al cauce del río, aprovechando el agua de éste y de los barrancos que es conducida mediante un sistema de acequias, algunas de las cua­les presentan en su construcción rasgos arcaicos, como la que hemos examinado, que aprovecha las aguas que se filtran por la toba del Barranco de la Magdalena: una rústica presa forma un pequeño estanque desde la que se conduce el agua con la ayuda de troncos de madera huecos y canales exca­vados en la ladera.

Dos proyectos afectan al futuro del valle: su declaración como Parque Natural y el proyecto de construcción con capital americano de una urbaniza­ción en La Saludada.

  1. C) ERGOLOGIA

El viejo arado hallado en el Cjo. de La Saludada (foto 21) es del tipo radial levantino, como los que describe Giese de Murcia y Baza’2 y los que aparecen dibujados en el ALEA correspondientes a La Perulera y Gafarillos (Almería)13. Aunque la mayor similitud la guarda con otro descrito en otro trabajo, propio del Bajo Segura»’. Este mayor parecido se debe a las mejoras efectuadas en ambos mediante la suplanta­ción o refuerzo de piezas de madera por otras de hie­rro, relacionado con la época más reciente que fueron observadas. Estos, pues, han evolucionado a partir del de madera básico murciano.

Dejando a un lado los añadidos metálicos, los descritos de Baza y Gafarillos tienen algunas diferen­cias con los demás mencionados», principalmente que la teniya (del catalán «tenella»), en aquéllos sim­plemente atraviesa el dental en su parte inferior, mien­tras que en el resto la teniya abraza el extremo de la esteva, el dental y la reja; ésta, junto a otras pequeñas diferencias, hacen presumir la influencia del arado cama castellano que ya en Guadix se agudiza.

El arado radial levantino se ha extendido a estas zonas de los altiplanos del N.E. de la Provincia de Granada desde el dominio catalán-valenciano a tra­vés de Murcia. Guarda básicamente la misma estruc­tura del arado cama castellano, pero por algunas características como la forma de la esteva y otros detalles, son separables. Los dos han sido señalados como de tipo mediterráneo16.

 

La falda sureste de la Sagra

Falda sureste de La Sagra
A) EL MEDIO FISICO

El monte de la Sagra con sus 2.383 m. de altitud es el techo de las Sierras Subbéticas, y frecuente­mente a lo largo de la historia línea fronteriza. Este alto mirador da su nombre a la comarca que se extiende a su pie. La falda sureste del monte se encuentra dividida entre los términos municipales de Puebla de D. Fadrique y Huéscar.

En esta zona el asentamiento humano se ha visto propiciado sobre todo, a lo largo de la historia en el área del nacimiento del Bco. de la Cueva del Agua en los llamados Cjos. de las Cuevas de Campo-fique a unos 1.400 m. de altitud; así lo atestiguan los hallazgos de varias monedas antiguas, aún por cata­logar, encontradas en su entorno. Fácilmente se rela­ciona el origen de dicho asentamiento a la existencia de este importante nacimiento de agua, que según uno de los pastores del lugar es la misma corriente de agua que surte de nuevo en Fuencaliente junto a Huéscar. El arbolado aquí es escaso, lo que contrasta con la zona adyacente de la misma falda en el término de la Puebla donde existen grandes extensiones de pinares que han propiciado su aprovechamiento maderero. Por contra, en esta zona el clima seco per­mite el almendro en el secano bajo, quedando gran­des espacios desnudos de arbolado.

  1. B) ASPECTOS SOCIOECONOMICOS

Los cortijos visitados en esta área, hasta hace poco eran todos habitats permanentes. Hoy sólo sue­len ser ocupados en determinadas fechas relaciona­das con la realización de algunas faenas estacionales, con la excepción de los Cjos. de las Cuevas del Agua del Abajo y de la Capellanía, que siguen habitados todo el año.

En los primeros la explotación es en régimen de arrendamiento de tipo mixto agrícola-ganadero, aun­que también existen otros aprovechamientos como la existencia de varias colmenas. La agricultura es de secano cerealístico y algo de regadío que aprovecha el agua embalsada en un estanque y que trae la ace­quia del nacimiento.

El ganado es también el ovino segureño, que aprovecha los pastos de la falda de la Sagra donde el pastor sube todos los días. Un antepasado de éste vino de Nerpio (vertiente norte) y se instaló en el Cjo. del Ferrario, el más alto de la zona a casi 1.600 m. de altitud. En este lugar la economía asimismo giraba en torno a las actividades ganaderas (ovino) y agrícolas de secano. La primera de ellas se veía facilitada por la cercanía de los prados de la montaña. Respecto a la segunda, contaba con la limitación de la altura a que se halla. En la actualidad, cuando fue visitado había plantado girasol. El problema de la escasez de agua en este cortijo se había solucionado parcialmente con la construcción de un pozo y un aljibe en la cima de La Sagra, desde el que se había excavado un canal hasta el lugar. El duro invierno con frecuentes nevadas pro­vocaba frecuentes bajadas en busca de recursos.

El Cortijo de la Capellanía presenta una configu­ración análoga a los anteriores. Por último señalar la importancia que para este tipo de economía tiene el día de mercado, un día a la semana en el pueblo.

Dibujo de la casa de Santiago de la Espada, cerca del Ayuntamiento (del autor)

Dibujo del balcón de la casa de Patiño, en La Puebla de Don Fadrique (del autor)

Sigue la Sierra de La Sagra

  1. ERGOLOGIA

El Cjo. de la Cueva de Abajo está muy moderniza­do en aperos de labranza y en las construcciones, sólo la existencia en las proximidades de un viejo carro con matrícula local y los cestos de esparto llamados «capu-chos» y sus tapas —»balillas»—, que son los recipientes tradicionales donde se instalan las colmenas (foto 32), nos dan alguna referencia con el pasado.

Sin embargo, un poco por encima, en el Cjo. de la Capellanía aún se sigue utilizando el arado radial levantino de madera, bien conservado. Un ruinoso pequeño trillo de cuchillas y serretas es la puerta de una arcaica construcción accesoria con techo vegetal (foto 31).

Entre lo desaparecido en los últimos años me informan sobre los «pértigos», carros para transportar madera, de los que tenemos noticias de su utilización también en la Sierra de Cazarla. El oficio asociado era el de pertiguero, éste se encargaba del transporte de las cortas desde las cercanas explotaciones de la falda, en el término de la Puebla.

  1. NOTAS SOBRE LA ARQUITECTURA POPULAR

Las notas más palpables de arcaísmo las halla­mos en los techados vegetales que encontramos en las dependencias accesorias del Cjo. de la Capella­nía, como en la ya mencionada construcción o en la habilitada como cochera (foto 29). Esto es una remi­niscencia de las antiguas chozas muy extendidas antes por toda la comarca natural como apuntan los censos de los años cincuenta.

El siguiente escalón en el grado de antigüedad lo representarían los tejados a una sola agua que encon­tramos en las construcciones accesorias como en las «tenás» y «porches» (término propio de la zona orien­tal de la península) para guardar el ganado, o en la primitiva planta del Cjo. del Ferraria […].

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